1- Alergias e intolerancias a alimentos

Las personas que sufren alergias e intolerancias a alimentos suelen tener muchos problemas con su flora intestinal, precisando de probióticos y de prebióticos que les ayuden a mantenerla sana. Es habitual que estas personas puedan tomar algo que no es apto accidentalmente, o al comer fuera de su casa o de los lugares habituales en los que consumen.

Esto sucede especialmente con los celíacos, que muchas veces no sufren las consecuencias de haber comido algo con gluten de manera inmediata, pero sí que su salud se va deteriorando progresivamente debido a los daños en la flora intestinal.

2- Vacaciones y cambios de hábitos

Durante las vacaciones los hábitos cambian. Con frecuencia se come fuera de casa o se producen más excesos. Esto hace que el ritmo intestinal se vea afectado y también la salud de la flora intestinal.

Consumir probióticos incluso desde antes de salir de vacaciones, especialmente si se combinan con prebióticos, ayudará a que los daños no sean tantos y ayudará a prevenir los típicos problemas de diarreas o congestión intestinal típicos de las vacaciones.

3- Otoño, una estación delicada

El otoño es una estación complicada para la salud del intestino porque es una época de bastante estrés. Hay que volver a las rutinas, acomodarse de nuevo a la vida diaria y realizar también cambios en el hogar. Todo este estrés se multiplica en los hogares en los que hay niños.

A esto se unen los cambios en el clima, que se vuelve cada vez más frío. Encontramos días en los cuales se sale de casa con chaqueta, a mediodía luce el sol y hace calor y por la tarde vuelve a hacer frío. Todo esto hace que resulte más sencillo enfriarse.

4- Tratamientos antibióticos o medicación crónica

Una de las cosas que más afectan a la flora intestinal son los medicamentos, especialmente los antibióticos. Estos están pensados para matar las bacterias que dañan a nuestro organismo pero también resultan agresivos con aquellas que son beneficiosas. Esto hace que la flora intestinal se resienta.

Los medicamentos que se toman de forma prolongada, como los que se recetan a enfermos crónicos, también pueden repercutir en la salud del estómago y, a continuación, del intestino. Esto puede suceder incluso cuando se toman protectores gástricos.

Por eso, en estos casos se recomienda que se tomen combinaciones de prebióticos y de probióticos que ayuden a que el intestino se mantenga en buen estado de salud y su flora pueda seguir cumpliendo la importante misión que tiene en el proceso digestivo.